domingo, 9 de septiembre de 2012

PARA CONSELLERIA, CUANTO MÁS CAOS MEJOR.


La irracionalidad en la gestión, la falta de planificación, los constantes cambios en la regulación o normativa por parte de Conselleria no son casuales ni responden a la clara falta de profesionalidad de sus cargos, sino que forman parte de la estrategia política que pretende desacreditar a la enseñanza pública, cara a conseguir un aumento de las familias que opten para la educación privada de sus hijos, elección que será facilitada mediante la concertación, es decir, la financiación con dinero público de la enseñanza privada, y la concesión a ésta de todo tipo prebendas o privilegios, como la cesión de terreno público para construcción de centros privados, que serán concertados, o como la creación de un distrito único para que se pueda elegir el centro que se quiera, aunque no se viva en las inmediaciones.

Los recortes en la educación pública: la profunda reducción de las ayudas públicas (becas de estudio,libros, comedor o transporte), el aumento de las ratios de alumnos, la disminución de desdobles, optatividad, líneas en valenciano, el aumento del tiempo necesario para que hayan sustituciones, el despido progresivo, pero masivo de interinos, el empeoramiento de las condiciones laborales del profesorado y la campaña de desprestigio orquestado desde instancias gubernamentales contra estos profesionales persigue reducir la calidad y el prestigio de la educación pública, para que la privada pueda presentarse como una alternativa mejor.

No se trata de ahorrar, pues el dinero que se quita a la pública acaba financiando a las privada, sino de cambiar el modelo de educación, adecuándolo al cambio de modelo social que se intenta implantar. Se pretende reducir las posibilidades para que se pueda dar una formación integral y de calidad para todos y todas, pues ya no se tratará de garantizar la igualdad de oportunidades, sino de conseguir que solo el que pueda pagárselo pueda dar una mejor educación a sus hijos, mientras que el resto recibe una educación de baja calidad y controlada ideológicamente.

Si esta política conservadora consigue sus objetivos, ya no se propondrá como fin de la educación el formar ciudadanos críticos y conscientes de sus derechos, que sean capaces de desenvolverse con éxito en el mercado laboral, independientemente de su origen social, pues lo que se pretende con esta política es formar una clase trabajadora sumisa al poder y de baja cualificación profesional, que se conforme con bajos salarios y escasas prestaciones sociales, mientras obedece a los hijos e hijas de la élite que ostenta títulos de master y de universidad que solo ellos pueden pagar.


Tanto los profesores, como los estudiantes, los padres y madres hemos de unirnos en defensa de la Educación Pública, dejando atrás enfrentamientos y disputas estériles. Hemos de ponernos manos a la obra para mantener la calidad de la educación pública y para enfrentarnos tanto a los recortes que desde hace años se están imponiendo, como a los que vendrán, pues los producidos este año, no son más que un anuncio de los que están por venir.

Las acciones de protesta han de ser fruto del diálogo entre, los diversos sectores de la comunidad escolar. No deben ir en detrimento de la calidad de nuestro sistema educativo, ni de la formación que reciben los estudiantes. La lucha en defensa de una educación pública de calidad va a ser larga, la unidad de el conjunto de la comunidad escolar y la convergencia con otros sectores sociales es imprescindibles, si queremos tener posibilidades de éxito, pues nos enfrentamos a una política neoliberal y neoconservadora muy articulada, que tiene unos objetivos claros y que cuenta con la experiencia de haberse implantado con anterioridad en otros países, por lo que dispone de una hoja de ruta, que le permite medir la progresión de los recortes, para conseguir los objetivos que se propone, y desarrollar tácticas para dividir a quien se le enfrente, creando intencionalmente disputas y discusiones ( el “tupper”, la jornada escolar, las actividades extraescolares) que permitan desviar la atención sobre lo fundamental, los recortes que comprometen la calidad de la educación, para que no haya una respuesta contundente.




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